En una época no muy lejana, el norte del país fue una plaza muy apetecible para el futbolista tucumano que intentaba progresar económicamente en su vida. En 1979, Eliseo Valdez (53 años), que se inició futbolísticamente en Atlético, armó las valijas y se fue a jugar a Central Norte de Salta y lo que en esos momentos pareció una excursión transitoria a “La Linda” ya lleva 34 años.

Más acá en el tiempo, siguió sus pasos Juan Marcelo Zerrizuela (35), uno de los grandes delanteros con los que Atlético contó una década atrás. También los “azabaches” lo tentaron hace seis años, y él, por ahora, lo considera su lugar en el mundo.

Las coincidencias entre ambos continúan. Natalia Valdez, una de las hijas de Eliseo, se ganó el corazón de la “Iguana” y si antes no quería moverse de “La Linda”, ahora, menos.

Al oriundo de Bella Vista, que está jugando lo que él considera su última temporada como activo en el club Camioneros (Argentino B), se le eriza la piel cuando escucha la palabra “Atlético”. “Es natural que eso ocurra porque los mejores momentos futbolísticos de mi carrera los viví allí. La única deuda pendiente que me quedó fue no haber podido salir campeón. En muy poco tiempo logré ganarme el respeto de todos y eso me llena de satisfacción”, dijo quien formó aquella recordada dupla ofensiva con Fernando Robles.

Un equipo gasolero

“Una de las grandes frustraciones que tuve en mi carrera fue no haber podido lograr el ascenso en el 2005 con un equipo ‘gasolero’ que, en su mayoría, estaba integrado por jugadores tucumanos. Estuvimos cerca de lograr el objetivo, pero no pudimos superar el obstáculo que significó Racing de Córdoba”, dijo el delantero que tiene tres hijos: Isaac de 17 años, Felipe (5) y María Paula (2).

Cuando recordó lo mejor que vivió en su vida, no tuvo dudas en elegir aquel clásico de 2003, cuando golearon a San Martín 5 a 2. “A ese partido lo jugamos en el Monumental y por las semifinales de la Liga. El ‘Gaucho’ (Robles) convirtió cuatro goles. Ese día sellamos prácticamente la llave, porque aunque en la revancha perdimos 1 a 0, logramos pasar a la final con Concepción FC y salimos campeones. Haber sido protagonista privilegiado de la fiesta que vivió el hincha de Atlético y comprobar el sufrimiento de la gente de San Martín fue algo que en mi vida me voy a olvidar”, dijo.

Frustrante

En el debe está aquel partido contra Racing de Córdoba, en la temporada 2005, cuando estuvo a minutos de conseguir el ascenso. “Al final nos quedamos con las manos vacías. A pesar de haber ganado nuestra zona con mucha amplitud de puntos, no sirvió para nada. Ese fue un cachetazo que aún hoy me cuesta asimilar”, acotó el confeso hincha de Bella Vista que viajó especialmente para presenciar la final liguista que se jugó en el estadio de La Ciudadela.

Aunque no renuncia a sus orígenes, Zerrizuela se siente complacido todo lo que vivió en estos años en Salta. “Me dio la posibilidad de conocer a la mujer que me dio dos hijos maravillosos y tener el cariño de la gente que me hace sentir como un salteño más, sobre todo cuando colaboré en el ascenso de Central Norte al Argentino A. Siempre que puedo viajo a Tucumán para ver a mi familia y hacerme un tiempito para juntarme con mis amigos. Estoy estudiando la posibilidad de radicarme definitivamente en esta ciudad”, dijo la “Iguana”.

En la intimidad, Zerrizuela reconoce que le hubiera gustado colgar los botines luciendo la camiseta de los “decanos”. Esa es una de las asignaturas que le quedará pendiente en su extensa carrera futbolística. “Es verdad, hace dos temporadas estuve cerca de volver, pero finalmente no se concretó. Pero en mi corazón, a esa camiseta la voy a lucir por el resto de mis días”, expresó Zerrizuela.

A su turno, Valdez, que llegó a ser presidente “azabache” en a comienzos de los años 2000, no se olvida lo que significó Atlético, no sólo en su carrera deportiva, sino también en su vida. “En mi querido club encontré a personas que me ayudaron a madurar y que me indicaron a diferenciar el mal y del bien. No sé qué hubiera pasado si no hubiera recibido esos consejos de esa gente que quiso ayudarme”, dijo el hombre que está casado con Felisa Carrera y que a parte de Natalia tiene otros tres hijos: Facundo de 17 años -juega en las inferiores de Central Norte-; Pedro (14) que está haciendo sus primeros pasos en Camioneros junto a Zerrizuela y Lucas (6) que es el único que le salió overo: está en la escuela de fútbol de Juventud Antoniana.

Las de Valdez y Zerrizuela son dos historias de vida que se iniciaron cada una por su lado y que el tiempo logró enlazar por la pasión que los une: una camiseta que tienen marcada fuego: la celeste y blanca.